| Nuestra musculatura, evolucionada para la marcha y la carrera, se  adapta bastante bien a pedalear, usando los mismos músculos pero de  forma diferente. Conviene conocer el cómo y el cuándo actúan para poder  reforzarlos. También son necesarios otros músculos para mantener una  óptima posición en el sillín. 
 
  A grandes rasgos, pedalear se describe en dos fases, una de extensión  de la pierna y la otra de subir el pedal hacia arriba. La primera fase  es la más natural y fácil de aprovechar, mientras que la segunda a  menudo es puramente pasiva o contribuye poco al pedaleo, necesitando de  un largo aprendizaje. Para que la segunda fase sea útil debe haber una  fijación del pie al pedal, cuanto más completa mejor. Los calapiés sin  rastrales van bien pasa pasear, pero no permiten tirar hacia arriba del  pedal ni aplicar fuerza en el punto muerto. Aplicar la fuerza muscular  en la segunda fase sinérgicamente con la primera, sin moverse en el  sillín, es lo óptimo, es como rotar un abrelatas (un par de fuerzas en  que la lata no se ha de mover). Entre estos dos tramos (la bajada, la  subida), existen los llamados "puntos muertos", altos y bajos. Son  zonas en las que nuestra anatomía, como se verá, no facilita demasiado  las cosas. Sin embargo los pedales automáticos bien usados permiten  aplicar una fuerza pequeña pero preciosa en esas dos fases críticas del  pedaleo, aunque sea usando músculos de menor potencia.
 En el punto  muerto alto, debe aplicarse la fuerza en la extensión de la rodilla  lanzando el pedal hacia adelante. En el punto muerto bajo, que es  simultaneo pero con la otra pierna, la extensión del tobillo combinada  con la flexión de la rodilla gracias a la musculatura correspondiente,  tira del pedal hacia atrás y hacia arriba. Unas 1,5 veces por cada  segundo.
 Con una altura de sillín y unas bielas adecuadas, la rodilla  pasa el punto muerto bajo sin estirarse del todo, formando un ángulo de  unos 160º. Nótese que no debe llegar a 180 grados, que sería la pierna  tiesa como un palo, ya que no es sano para los tendones y además se  propulsa menos. Por el punto alto, según el retroceso del sillín, se  pasa a unos 30-40 grados de flexión de rodilla.
 
 
 
  
 Articulaciones implicadas
 En  el esquema adjunto, original de un olvidado médico francés, se indica  en qué parte del pedaleo y cómo trabaja cada articulación. La  circunferencia más externa es el recorrido del pedal.
 
  
 Ahora  nos fijaremos especialmente en las tres circunferencas interiores, casi  juntas. Indican, con líneas continuas, en qué fase del pedaleo los  músculos ejercen fuerza por extensión a través de rodilla, cadera y  tobillo. En líneas discontinuas, se muestra la fase del pedaleo donde se  puede ejercer fuerza sólo mediante la flexión de los músculos  adecuados, lo que se hace también mediante las articulaciones de  rodilla, cadera y tobillo.
 Por la zona delantera del pedaleo se hace  fuerza extendiendo las tres articulaciones a la vez, “apretando” los  pedales, mientras que en la zona trasera deberíamos flexionar, “encoger”  activamente la pierna. Los estudios empíricos muestran que los  ciclistas aficionados apenas propulsan en flexión. Y si son aún más  pasivos, la pierna que presiona debe levantar los 10kg de la otra, lo  cual es un desastre en el rendimiento, en teoría hasta 50-100W perdidos.  Pero excepto un niño, nadie debería pedalear tan mal.
 Quien quiera  pedalear mejor deberá fijarse en los detalles y dedicar periódicamente  unas horas a reaprender a pedalear, tal vez sólo, sin distracciones,  pues no es un gesto nada natural.
 
 A tener en cuenta:
 1. El tobillo es la clave  para mejorar el punto muerto bajo. Véase en el esquema anterior como es  la articulación en mejor posición para ser motriz en la zona inferior  del recorrido del pedal. Por supuesto que en esa articulación nadie  puede aplicar la misma fuerza que sobre sus rodillas, pero usar bien el  tobillo en el punto muerto bajo nos permite usar un desarrollo más  poderoso. Además, aunque nunca se habla del tema, mientras que la fuerza  de extensión tiende a cambiar la posición del ciclista en el sillín,  empujándolo hacia arriba y hacia atrás, si se saben ejercer fuerzas de  flexión (que han de ser simultáneas desde la otra pierna) nos unen  automáticamente al sillín, lo que ahorra esfuerzos en los brazos para  mantener la posición adecuada y dolores de espalda. Si aplicamos bien la  fuerza en los puntos muertos nos evitaremos, en buena parte, la  sensación de ir ‘clavados’. El placer de ver como pedalea un gran  contrarelojista, en el fondo, está en el uso armonioso de su tobillo.
 2. Sin pedal automático  la única alternativa para propulsar en el punto muerto es la del  dibujo: una forzada extensión que se hace difícil e incluso dolorosa si  se quiere ejercer mucha fuerza. Conviene usar los pedales automáticos,  pero asegúrate que tengan una holgura lateral, sin la cual muy  probablemente experimentarás patologías de la rodilla. Deben permitir un  pedaleo más poderoso pero sin decidir cómo debe moverse exactamente el  miembro inferior, permitiendo una personalizada rotación de la tibia  bajo el fémur, recordad que no hay dos ciclistas iguales.
 
 Músculos en la fase descendente
 Aunque  es difícil de cuantificar, debido a los distintos estilos de pedalear,  suele considerarse que la extensión de la rodilla produce más de la  mitad de la energía útil para bajar el pedal (la energia de subirlo la  contamos aparte). La extensión de la cadera genera aproximadamente un  tercio y el resto la extensión del pie.
 Los músculos utilizados  preferentemente en la fase descendente del pedaleo dan a los  profesionales del pedal el aspecto de muslos serpenteantes por delante,  un culo fuerte y pantorrillas bien dibujadas. Anatómicamente esto  corresponde al cuadríceps, para extender la rodilla; y el glúteo e  isquiotibiales, para extender la cadera. El tríceps sural (gemelos +  soleo), para extender el pie es la pantorrilla.
 
 Cuadriceps:  El músculo cuádriceps es el motor principal de la pedalada, puesto que  extiende la rodilla. Este músculo tiene cuatro partes,: el vasto  interno, el vasto externo, el crural y el recto anterior femoral. Se  unen en un único y fuerte tendón, el tendón rotuliano, esa ‘cuerda’ del  grosor de un dedo en la parte frontal de la rodilla. Si se hace trabajar  en mala posición, o en exceso, se pueden producir inflamaciones y  tendinitis.
 
  
 Glúteo mayor:  Es uno de los músculos más potentes del cuerpo humano y el que da el  aspecto de ‘culones’ en el argot ciclista a los potentes rodadores que  mandan en las etapas llanas. Permite la extensión de la cadera, que se  suma a la de la rodilla. Si la cadera está flexionada, el glúteo reduce  el estiramiento de una parte del cuadríceps (recto anterior) y por tanto  su potencia. A cambio estamos cómodamente sentados y en posición más  aerodinámica. Los “culones” del pelotón van siempre sentados, raramente  de pie. La falta de ‘culo’, entre otras, elimina aspirantes a ganar las  etapas contrareloj.
 Isquiotibiales: Están en la  parte posterior del muslo, para poder doblarlo flexionando la rodilla,  pero también colaboran con el glúteo en la extensión de la cadera, de  manera que participan en la subida y en el descenso de la pedalada. Esta  doble función es realmente difícil (parece increíble que lo consigan) y  a veces quedan contracturados, como medio locos diríamos si en lugar de  pedir esta locura a un músculo la pidiéramos a una persona. Por eso  conviene estirarlos suavemente antes y después de una vigorosa carrera.  Los isquiotibiales condicionan indirectamente la posición de la rodilla  y, sin un estiramiento adecuado llegan a estorbar el pedaleo, sobre todo  si se busca una cadencia rápida, puesto que no tienen tiempo de  relajarse en cada ciclo. El trabajo extra de estirarlos le toca entonces  hacerlo a la otra pierna. Un derroche de energía.
 Tríceps sural:  Es quien da forma a la pantorrilla, la que nos permite ponernos de  puntillas e impulsarnos al andar o correr. Tiene dos partes iguales (los  dos gemelos) y el sóleo, más escondido. Son la clave de la extensión  del tobillo, que como vimos aporta poca energía pero es estratégicamente  crucial, pues puede hacerlo en el punto muerto. Tal vez por ello los  ciclistas profesionales, que saben pedalear bien, aunque usan energía  proveniente de los otros grandes músculos descritos, lucen unos gemelos  de manual anatómico, de tanto “limpiar el barro de la suela del pedal”  en el punto muerto bajo. Esta idea de limpiar vigorosamente el barro  abajo ayuda a perfeccionar el gesto, pruébalo. Junto al sóleo, los  gemelos se unen en el tendón de Aquiles, para extender unidos el  tobillo. La sabiduría popular ya nos dice lo que sufre en la vida este  fuerte pero desgraciado tendón, aunque el ciclismo no sea el peor de sus  tormentos. ¡Atención a los lectores triatletas!
 
  
 Músculos en la fase ascendente
 El  lector debería recordar, antes que describamos la musculatura implicada  en la fase ascendente, que entre ambas está el paso simultáneo de los  puntos muertos (tenemos dos piernas, ¿no?), sobre los que ya se han dado  indicaciones. La musculatura implicada es la siguiente: para flexionar  la cadera, el psoas-ilíaco y el recto anterior del muslo; para flexionar  la rodilla los isquiotibiales; y para flexionar el tobillo el músculo  tibial anterior, siendo los dos primeros los principales. Aunque es poca  energía la que proporciona el tobillo, como ya hemos dicho, su  aportación resulta preciosa.
 Los últimos entre los músculos  principales que faltan por describir son el psoas ilíaco y recto  anterior del muslo, encargados de flexionar la cadera durante el pedaleo  y colaborar así en la fase ascendente. Esta musculatura da más  problemas por las lumbalgias que por las tendinitis. Duele la espalda  porque se insertan en la columna vertebral, en la zona lumbar y en la  ‘ultima vértebra dorsal. Por lo tanto es muy recomendable realizarles  estiramientos.
 
 Otros músculos
 Desde  luego se pedalea con las piernas. Pero otros músculos también se  implican siempre. Los tríceps regulan el grado de extensión de los  brazos. Hay que usarlos con gran suavidad, pues no nos propulsan, sólo  nos colocan bien. El gran Hinault decía que hay que pedalear con las  manos tocando el manillar como si fuera un piano, des de luego aunque  era parco en palabras, esta vez sabía muy bien lo que decía. Muchas  lumbalgias desaparecerían de los aficionados al pedal si lo recordaran.  Pero para quienes debido a su oficio de profesionales del pedal deben  esprintar (o por ser de los aficionados que no saben usar los  desarrollos y suben las cuestas absolutamente clavados), los músculos  que les permiten ‘tirar’ del manillar y retorcerse en la bicicleta les  dan una ayuda extra contra el paso del punto del pedaleo que ofrece más  resistencia. Cuando apretando el pedal, tendería a salir del sillín  hacia el cielo lo evita agarrando el manillar fieramente. ¿Los bíceps  nos ayudan?, sí, pero piensa también en tu pobre espalda.
 Como la  bicicleta no implica todos los grupos musculares, los abdominales  tienden a ablandarse si no se trabajan de forma complementaria. Aunque  no ayuden en la parte ‘motora’ del pedaleo, si que son importantes,  junto al resto de músculos del tronco, para posicionarnos bien en el  sillín y poder así pedalear correctamente. O para mantener posiciones  aerodinámicas forzadas.
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